jueves, 31 de enero de 2019
La iglesia de Santiago en 1892
Esta vista de Santiago es extraordinaria porque fue tomada en 1892. Debe ser una de las primeras fotografías que tenemos. A veces conocemos fotos históricas de Jumilla perno no sabemos bien la fecha en que fueron tomadas. Las dos que se presentan hoy fueron publicadas en La Ilustración Artística el 10 de octubre de 1892.
En la foto se ve la iglesia de Santiago junto a la de Santa María, y detrás el primer distrito en aquella época. En primer plano aparece el comienzo de la huerta, que se conocía como ribera, porque llegaba el agua de la fuente del Cerco. La iglesia de Santa María aparece con su nave completa. En otras fotos históricas también se ve la nave pero más deteriorada. Francisco Carrasco Azuar ha hecho una gran labor de recopilación de fotos antiguas, que sigue publicando en la página de Facebook Jumilla Antigua. En una fechada el 26 de diciembre de 1926 se aprecia Santa María bajo la nieve y el subidor del Castillo, pero la nave de la iglesia está ya agrietada.
La Ilustración Artística era una publicación semanal de los editores Montaner y Simón que apareció en Barcelona entre 1882 y 1916. Dio muchas imágenes valiosas, como hizo también La Ilustración Española y Americana, publicada en Madrid, como vimos en el artículo sobre la romería de Santa Cecilia de 1880, en este blog. La Ilustración Artística de 10 de octubre de 1892, entre relatos literarios y noticias de todo tipo, presentó estas dos imágenes y este texto sobre la Iglesia de Santiago.
El retablo de Santiago, una obra remarcable del siglo XVI, fue esculpido por los hermanos Ayala. Es un buen ejemplo de escultura renacentista española, cuyos máximos exponentes fueron Berruguete y Juan de Juni. Esta fotografía de 1892 presenta el retablo completo tal como se encontraba en esa fecha. Después, durante la Guerra Civil, sufrió daños, pero en 1992 se hizo una restauración que recuperó muchas piezas originales.
martes, 22 de enero de 2019
Inauguración del Teatro Vico
Veamos esta notable
sucesión de acontecimientos. En 1877 las bodegas de Jumilla participan en la
primera Exposición Nacional Vinícola, y se animan a exportar, como vimos en este blog. En abril de 1882
comienza a funcionar la estación telegráfica. El 13 de mayo de ese año se
anuncia la participación de cinco maestros públicos de Jumilla en el Congreso
Pedagógico de Madrid, y en las listas de enseñantes aparecen también las
primeras mujeres maestras. En septiembre de 1882 se convoca la subasta para la
ejecución del teatro. En abril de 1883 se anuncia la apertura de la primera
biblioteca popular “que en breve tendrán a su disposición todos los vecinos
para poder estudiar y consultar las obras más notables sobre agricultura”. En
primavera de 1887 la prensa informa que “las obras del Asilo adelantan que es un
gusto”, y que los trabajos para allanar la “explanada de la feria” están muy
avanzados. El 15 de mayo de 1891 se estableció la Cámara Agrícola, y en 1893 se
creó el Círculo Obrero. La Cámara dio lugar a una Caja de Ahorros, que
anunciaba en su primer año haber recibido imposiciones por valor de 4.148
pesetas y haber concedido préstamos por 3.895 pesetas. Como las
cantidades impuestas devengaban un 4% y los préstamos se daban al 6%, esto dejaba
un margen del 2%. Las cuentas claras, no como son ahora las complejas finanzas
internacionales. La Cámara también promovió un Montepío de Trabajadores con un
sistema de pensiones para la jubilación a los 60 años, y una Cooperativa de
construcción de viviendas que estuvo en el origen del barrio de San Juan.
Entre esta
avalancha de adelantos, lo más sorprendente fue la construcción del Teatro
Vico. El 10 de septiembre de 1882 el Ayuntamiento anunciaba la pública subasta de la obra
por la cantidad de 68.035 pesetas, y el 15 de agosto de 1883, en la feria de
aquel año, se inauguraba el teatro con una compañía de zarzuela venida de
Alicante, dirigida por el maestro Miguel Soler, con la representación de La tempestad,
obra de Chapí y Carrión, con la actuación de la señorita Nadal como soprano y
el tenor señor Lacarra, que después harían gira por Murcia, Madrid y Bilbao.
¿Cómo es posible
que el Teatro se construyera en solo unos meses? Con los medios que tenían
entonces, la única explicación es que todo el pueblo se movilizara y no se
escatimaran recursos para esta obra colectiva que se hizo en un tiempo récord.
El arquitecto fue Justo Millán, que había hecho el Teatro Romea de Murcia, las
pinturas las ejecutó Manuel Sanmiguel, y el contratista constructor fue Bernardo Moreno. El resultado fue una obra remarcable que despertaba
admiración desde el exterior y en su interior. Concretamente, la fachada es un
acierto de gracia y equilibrio. Afirman que hay una similitud entre los planos del Romea y
el Vico, a pesar de la diferencia en su dimensión. Sin embargo, la fachada del
Romea es plana e insulsa, mientras que la del Teatro Vico es mucho más elegante
y transmite una fuerte personalidad al entorno.
La obra del
Teatro durante el invierno de 1882 y la primavera de 1883 debió de ser un
constante ir y venir de obreros, transportistas y artesanos. La logística tuvo
que ser impresionante, con todo el pueblo movilizado para alimentar y atender a
tantos operarios. El coste total se disparó, como es lógico. De las 68.000
pesetas presupuestadas se pagaron al final más de 91.000 al constructor, más de
13.000 a los pintores y decoradores, y 3.400 al arquitecto. El Ayuntamiento financió
todo con presteza a partir de los dineros que recaudaba de los montes públicos,
y atendiendo la voluntad general de contar con un teatro de tanta categoría.
Desde entonces, el Teatro Vico fue el centro cultural de Jumilla, como demuestran las numerosas actividades culturales y políticas que albergó. En otra entrada de este blog relatamos una reunión para defender los intereses de los agricultores y bodegueros en 1895, y aquí recogemos la convocatoria de los juegos florales que se realizaban periódicamente durante la feria de agosto. En los de 1888 se dieron premios a la mejor poesía, a trabajos sobre la historia de Jumilla, el monasterio de Santa Ana, sobre el progreso, a la mejor canción, y al tema de la emancipación de la mujer.
Desde entonces, el Teatro Vico fue el centro cultural de Jumilla, como demuestran las numerosas actividades culturales y políticas que albergó. En otra entrada de este blog relatamos una reunión para defender los intereses de los agricultores y bodegueros en 1895, y aquí recogemos la convocatoria de los juegos florales que se realizaban periódicamente durante la feria de agosto. En los de 1888 se dieron premios a la mejor poesía, a trabajos sobre la historia de Jumilla, el monasterio de Santa Ana, sobre el progreso, a la mejor canción, y al tema de la emancipación de la mujer.
Debemos ser
conscientes de la maravilla arquitectónica y urbanística que es el Teatro Vico.
A finales de la década de 1980 se realizaron obras de reestructuración y modernización,
y fue reinaugurado por la Reina Sofía en 1991. Además, es importante recordar
el esfuerzo que fue construir el teatro en ocho meses, hazaña que solo
fue posible con la movilización de todo el pueblo. Por tanto, el mérito no es
solo de arquitecto, pintor, decorador y los artesanos que participaron, sino también del constructor y de todos los que trabajaron en aquella proeza. Salvador
Moreno, arquitecto, poeta, pregonero de la Semana Santa en 2008 y gran amigo,
me informa que Bernardo Moreno Ramos, el constructor principal, era el hermano mayor
de su abuelo Pascual, quien continuó la estirpe de magníficos albañiles, por lo que la tradición familiar sigue viva en Jumilla.
En la memoria colectiva
han quedado trazas de aquel esfuerzo. A veces, en las comidas en grupo, en los
campos y en familia se utiliza todavía la chanza: dame pan o vino “para mí y
para el maestro Bernardo”, indicando que la cantidad debe ser buena para
atender el esfuerzo. Otro buen amigo y gran conocedor de las tradiciones de
Jumilla, Emiliano Hernández, director del Museo Municipal Jerónimo Molina y autor del libro
Palabra de calle, ha llamado la atención sobre este verso jocoso de Pedro
Jiménez López, “Perico el de Úrsula”, publicado en 1901:
El teatro, dijo mi agüelo,
que está recalcao de espartos
porque metieron más cuartos
que estrellicas tiene el cielo.
El Teatro Vico es pequeño y coqueto, pero muy importante para la historia de la ciudad. Ha sido testigo de los más importantes y los más entrañables acontecimientos desde 1883 durante casi siglo y medio, y sigue bien vivo en la actualidad.
El Teatro Vico es pequeño y coqueto, pero muy importante para la historia de la ciudad. Ha sido testigo de los más importantes y los más entrañables acontecimientos desde 1883 durante casi siglo y medio, y sigue bien vivo en la actualidad.
viernes, 11 de enero de 2019
Un dibujo de Trigueros: Santa María de Gracia
La publicación de la entrada anterior sobre Ramiro Trigueros
ha hecho que algunos buenos amigos se hayan puesto en contacto para sacar a
la luz otras obras del artista jumillano. Esto permite ampliar la lista de sus
trabajos conocidos, y esperamos que en el futuro su vida y su obra sean objeto
de estudios más amplios.
En el blog mencionamos las obras de juventud de Trigueros en
el Museo de Bellas Artes de Murcia. Además, hicimos una lista de otras que se
mencionan en la prensa de Murcia entre 1880 y 1898. Ahora, el cronista oficial
de la ciudad de Jumilla, Antonio Verdú, nos envía esta imagen de Trigueros que
representa una escena tremendamente interesante. Se trata de un dibujo usado para
la portada de un libreto sobre jumillanos ilustres del siglo XIX, escrito por
D. Roque Martínez.
El dibujo está firmado abajo en la parte central donde puede
leerse “Trigueros Jumilla”. Representa la llegada de la procesión de la Virgen
de Gracia a la iglesia de Santiago. Según Antonio Verdú, a quien agradecemos los
comentarios, la procesión se celebraba cada año en septiembre, para continuar
la tradición de la primera patrona de Jumilla, titular de la iglesia que se
construyó por orden de Alfonso X junto a la torre del castillo.
La imagen de Trigueros es extraordinaria. En un primer
plano, la Virgen de Gracia avanza sobre unas ligeras andas, seguida del clero
con casullas y de franciscanos. A ambos lados se sitúan caballeros y damas y,
detrás, junto al muro de la iglesia, se observa a la gente viendo pasar la
procesión. Las andas van guardadas por dos alguaciles con capas negras, y un
pendón vuela con cintas al viento. En un segundo plano, sobre las escaleras, se
ve a mujeres jóvenes que esperan, algunas arrodilladas, el paso de la Virgen.
Más arriba, frente a la puerta de la iglesia, se desencadena una nube de
disparos de arcabuces en torno a un estandarte.
La escena está descrita con tanto detalle, y el orden de
todo lo que ocurre es tan visible, que evidentemente se trata de una tradición
con reglas bien establecidas. Hay un aspecto que llama mucho la atención.
Aunque Trigueros hizo este dibujo en los años 1880 o 1890, inspirándose en las
procesiones que vería cada año, la indumentaria es más propia de comienzos del
siglo XIX que de finales. Las levitas y casacas de los hombres, las pelucas con
coletas y lazos, y los pantalones a media pierna con medias no se llevaban cuando
hizo el dibujo. Curiosamente, la vestimenta es del mismo estilo que aparece en
las imágenes del comienzo de la novela de Martínez Iñiguez. Esta novela, publicada
en 1863, sitúa la historia a principios del XIX. En sus primeras láminas, los
hombres llevan pantalones con medias hasta la rodilla, mientras que en las
últimas ya portan pantalones largos.
Por otro lado, en el dibujo de Trigueros, las damas aparecen
destocadas, el pelo recogido, y llevando elegantes vestidos rectos de talle alto,
que debían ser blancos o de color claro, porque el artista usó el negro en
otros personajes (por ejemplo, los frailes o los alguaciles que acompañan las
andas). ¿Serían las jóvenes solteras, ataviadas a la griega, quienes recibían a
la Virgen a la entrada de la iglesia? Es posible que la procesión de la Virgen
de Gracia estuviera rodeada de una simbología que podemos intuir a partir de esta
imagen. Con solo el dibujo de Ramiro Trigueros, puede reconstruirse toda una
historia.
martes, 8 de enero de 2019
El escultor jumillano Ramiro Trigueros
A veces ocurren hallazgos sorprendentes. En la investigación
histórica sobre el escritor Martínez Iñiguez, habíamos encontrado a tres
liberales del siglo XIX envueltos en un proceso por injurias en 1887. Uno de
esos políticos fue amigo personal del escritor, como vimos en esta entrada del blog. Otro de esos liberales fue Pedro Azuar, más joven, que llegó a ser
representante de Jumilla en la Diputación Provincial y después Alcalde.
La investigación en la prensa de finales del XIX sobre estos
nombres dio lugar a una sorpresa. En 1886, un joven escultor llamado Ramiro
Trigueros estaba realizando un busto del hijo de Pedro Azuar en su casa de la
Corredera. Siguiendo la pista de ese escultor, hemos descubierto a un artista
notable, del que se ha perdido la memoria y que convendría recuperar.
La biografía de Ramiro Trigueros Jiménez puede trazarse
solamente a partir de algunos datos. Nacido en Jumilla en 1863, comenzó a
despuntar como joven escultor y pintor, por lo que la Diputación de Murcia
decidió concederle una beca para estudiar escultura en Roma, y allí pasó
algunos años alternando con viajes a su tierra, donde fueron muy apreciados sus
primeros trabajos. Desde Roma, Trigueros envió obras de formación que se
conservan en el Museo de Bellas Artes de Murcia (MUBAM). Tras la petición
formal al Museo, su Director Manuel Lechuga Galindo, y la conservadora Elisa
Franco Céspedes, han permitido amablemente la reproducción de fotografías de cinco
de las obras de Trigueros.
Desde Roma, Ramiro Trigueros envió: (1) un altorrelieve fechado
en 1889 con un homenaje a Murcia, donde aparece el escudo de la ciudad y un
medallón con la efigie del cardenal Belluga, (2) paje caminando de porte
renacentista italiano, (3) dibujo a lápiz de niño sentado, fechado en Roma en
1890, (4) niña campesina sujetando un gran pavo con una cesta a los pies, y (5)
cabeza de pensador o místico sobre libros. Las cuatro esculturas están
realizadas en yeso, lo que hace la conservación difícil, por lo que el MUBAM no
las expone de manera continua, y se encuentran guardadas en sus depósitos.
Además de estas cuatro obras reproducidas aquí, en la prensa
constan otros trabajos que Trigueros realizó en los primeros años de su carrera. El busto
del niño Azuar (1886), un retrato del Barón del Solar al óleo que estaba
pintando también en Jumilla en 1892, y dos bocetos que envió a Murcia de
esculturas de Francisco Salzillo y del cardenal Belluga para situar en lugares
públicos, que nunca llegaron a realizarse. El 23 de febrero de 1895 el Diario
de Murcia informa que “los cofrades del Patriarca San José en Jumilla le han encargado una
nueva escultura del mencionado santo”.
La vida artística del escultor jumillano Ramiro Trigueros
era muy prometedora a finales del siglo XIX, porque recibía muchos encargos
desde Murcia tras su estancia en Roma. Pero su trayectoria cambió radicalmente.
En Roma había conocido y había trabado amistad con el pintor cubano Leopoldo
Romanach, por lo que decidió trasladarse a La Habana y establecerse allí. Desde
comienzos del siglo XX Trigueros fue profesor de escultura en la Academia de
Bellas Artes de Cuba, y sus trabajos se
dedicaron sobre todo a representar a los líderes que habían conseguido la
independencia de España en la Guerra de 1898. Desde luego, esta decisión de
Trigueros no sería bien vista ni en Jumilla ni en Murcia, y esto pudo ser una
causa de su olvido desde entonces. Hay que señalar que en Jumilla se apoyó aquella
guerra, en la que participaron muchos jóvenes, algunos de los cuales murieron o
volvieron heridos, y con dinero. El Diario de Murcia daba cuenta en febrero de
1898 de una Junta benéfico-patriota creada en Jumilla para atender a los
soldados que volvían de Cuba, y en abril de 1898 el mismo periódico relata una
gala benéfica en el Teatro Vico (con música y zarzuela) para colectar fondos.
Ante esa movilización, la decisión de Trigueros de unirse a la nueva Cuba
independiente sería criticada.
En una fecha que no podemos precisar, Ramiro Trigueros volvió
a Murcia con edad avanzada para morir allí. Fue en ese tiempo cuando realizó una
magnífica talla para la recién creada Cofradía de la Oración del Huerto de
Jumilla. En los Libros de la Semana Santa de 1928 y 1929, que la Junta Central
de Hermandades ha reeditado en los últimos años, se recoge esta foto de la
imagen, que comenzó a procesionar en Jumilla esos mismos años. La escultura
está inspirada claramente en la Oración del Huerto de Salzillo, aunque el Cristo
de Trigueros es una talla de madera y la de Salzillo es de vestir, con rostro y
manos de gran expresividad, y el ángel de Trigueros tiene la ropa más subida en
la cintura. Aquella primera imagen de la Oración del Huerto de Jumilla fue
destruida durante la Guerra Civil. Con estos datos, en definitiva, ofrecemos información para recuperar la obra y la vida azarosa de este artista
jumillano.
COPYRIGHT de las fotografías. Las cinco imágenes de las
obras de Ramiro Trigueros son © 2019 del MUBAM de Murcia, reproducidas aquí por
cortesía del Museo, agradeciendo su amable atención. La imagen de la Oración
del Huerto está tomada del Libro de la Semana Santa de Jumilla de 1929.
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